Hablemos de inflamación…

Cuando escuchas la palabra inflamación seguramente piensas en aquella que sientes después de comer, pero hoy te quiero platicar sobre la inflamación silenciosa, la que no ves, no sientes pero está ahí.

La inflamación es un proceso natural del cuerpo para curarnos y defendernos de virus,
bacterias, lesiones, etc. El problema es cuando se vuelve un estado normal en el que tu
cuerpo está constantemente expuesto al estímulo que ocasiona esa reacción de alerta
constante y se convierte en algo crónico. 

Esta inflamación crónica es el inicio de prácticamente todas las enfermedades como cáncer, diabetes, depresión, artritis, Alzheimer, alergias, psoriasis y más.

Algunos de los síntomas más comunes de inflamación crónica son: estreñimiento, 
falta de claridad mental, insomnio o sueño no reparador, irritaciones en la piel, cansancio, 
dolor de cabeza, inflamación abdominal, dolor de articulaciones, entre otros.

Si sientes que tienes alguno o muchos de estos síntomas, es importante identificar las causas.

  1. Dieta antiinflamatoria: azúcares refinados y edulcorantes, comida ultra procesada,
    aceites vegetales y gluten. En algunos casos los granos y lácteos también pueden
    provocar inflamación.
  2. Intestino permeable: un intestino permeable permite que partículas 
    (alimentos, bacterias, virus) entren al torrente sanguíneo y alerten al sistema inmune.
  3. Picos de glucosa: subidas y bajadas de glucosa e insulina.
  4. Estrés crónico: estar en estrés crónico eleva el cortisol y esto provoca un desbalance
    hormonal que genera inflamación.
  5. Sueño no reparador: no dormir, dormir poco o no tener sueño de calidad.
  6. Exceso de toxinas: muchas cosas que usamos todos los días están llenas de partículas tóxicas. Como los productos de limpieza del hogar o higiene personal.

¡Analiza cuál puede ser el origen de tus síntomas y, el siguiente mes, te platicaré de algunas
estrategias para combatirla!